En primer lugar me gustaría anunciar a los lectores que ya pueden proponer temática para nuestra sección de opinión a través de mi twitter: @ManudoCapo. Sólo los temas más originales y concretos serán seleccionados y posteriormente abarcados. Dicho esto, vamos a hablar un poco de una criatura en vías de extinción dentro del mundo del rap: la unidad.
Es curioso cómo pasa el tiempo y con él cambian los conceptos acerca de una música, un movimiento, una cultura. No me gustan las comparaciones, pero después de 15 años de los 25 que lleva el rap en España, un servidor no puede hacer otra cosa que asquearse con lo que encuentra: faltas de respeto, competición insana, egocentrismo y prepotencia que alcanzan límites insospechados… ¿Qué ha sido de quienes escuchan de verdad lo que rapeaban otros? de quienes se preocupaban por representar el Hip Hop y no su ombligo? del “estoy contra ti pero a la vez estoy contigo”? Silencio.
Lo cierto, es que la sobreinformación que en nuestros días sufrimos en cuanto al rap, ha supuesto un cambio de mentalidad en las nuevas generaciones. Cuando tu música no se escucha en la tele ni en la radio, sois cuatro contados los que lo hacéis y tienes que ahorrar para comprarte un disco al mes, es lógico que te preocupes y trates que la movida crezca. Por el contrario, si hay una marea de gorras planas, ya rapea hasta el conserje de tu edificio y tienes millones de canciones a tu alcance de forma gratuita con un solo click, lo normal es que busques la distinción y asomar la cabeza de entre el rebaño.
No hay que olvidar que, como en todos los ámbitos, el mundo gira alrededor del billete en el rap, y cada vez más. Antes, grupos punteros como SFDK o Falsalarma te decían en sus canciones frases tipo “Si esto del rap no da dinero y mucho menos en Andalucía” o “No se fíen de quien sólo hable de dinero porque el rap en castellano nunca ha movido dinero”. Ahora, los grupos más escuchados no sienten pudor al decir que están ganando un auténtico pastizal o que pretenden ganarlo, claro que tampoco podemos catalogar como raperos a todas estas “nuevas promesas”.
El mundo de las batallas de gallos también se ha visto afectado de forma indirecta. Ya que están siendo un boom actualmente, creo que sobran palabras para encontrar las 7 diferencias entre la última batalla de este año vigente y la de 2005. Juzguen e interpreten, porque yo no encuentro compañerismo ni unidad por ninguna parte. Como ya mencioné en un artículo anterior sobre las batallas de gallos, se pierde la credibilidad, y cuando la organización de Redbull trata de poner solución obligando a los participantes a improvisar sobre su cultura musical el público se muestra disconforme. Incluso, en batallas de parques por Madrid, he visto cosas tan vomitivas como hacer apuesta.
No hay comentarios